La próxima vez que un Problema (con “P” mayúscula) le acorrale en una esquina, pruebe la fórmula mágica de Willis H. Carrier, el inventor del aire acondicionado, quien tras haber reconocido que una de las peores características de la preocupación es que destruye la capacidad de concentración e impide tomar decisiones acertadas, implementó durante más de treinta años la siguiente técnica para manejar sus problemas sin preocuparse:
Algunos filósofos chinos reconocen que la verdadera paz mental nace de la aceptación de lo peor, porque al hacerlo ya no queda nada que perder. Entonces se experimenta una sensación de alivio y tranquilidad que libera de las angustias y permite pensar.
Si rememora usted aquello que le preocupaba en el pasado, es muy posible que descubra que el noventa y nueve por ciento de las cosas que le abrumaban no llegaron nunca a suceder. Teniendo en cuenta que la mayoría de las turbaciones proceden de la imaginación y no de la realidad, ¿qué sentido tiene malgastar la vida preocupándose por fatalidades cuya probabilidad de ocurrencia es irrisoria?
Si reflexiona e identifica exactamente qué es lo que le intranquiliza, podrá entonces usar la ley de probabilidades para ver qué grado de certeza hay de que suceda. Con mucha frecuencia, le sorprenderá encontrar que el 99% de su bienestar está secuestrado por el 1% de posibilidades de que una determinada desgracia ocurra.
Cuando alguien se destaca entre la masa, nunca podrá ser inmune a la crítica. Los demás hablarán de él. Y muchas veces hablarán mal, movidos por los celos y por la envidia. No se preocupe, pues, si es usted el objeto de las críticas. Al fin y al cabo, detrás de cada reproche injusto suele esconderse un elogio encubierto. Nadie pierde su tiempo censurando a alguien a quien no le concede importancia alguna.
Y, aunque ninguna persona puede impedir que la critiquen injustamente, cualquiera puede hacer que las críticas injustas dejen de afectarle. La fórmula consiste en hacer las cosas lo mejor que uno sepa y pueda hacerlas, y después abrir el viejo paraguas para que la lluvia de críticas caiga sobre él y no sobre uno mismo.
Todo esto no significa que haya que evitar o rechazar toda reprobación. Por el contrario, en las críticas bienintencionadas hay una fuente inagotable de sabiduría y, como nadie es perfecto, todos necesitamos de ellas para mejorar.
Del libro "Cómo dejar de preocuparse y empezar a vivir." de Dale Carnegie.
Otra opinión más personal sobre el tema: Una filosofía para afrontar la vida.
- Preguntarse qué es lo peor que puede suceder en caso de no llegar a resolver el problema.
- Prepararse mentalmente para aceptar las peores posibilidades.
- Partir desde el peor escenario imaginado para tratar de mejorar la situación con calma.
Algunos filósofos chinos reconocen que la verdadera paz mental nace de la aceptación de lo peor, porque al hacerlo ya no queda nada que perder. Entonces se experimenta una sensación de alivio y tranquilidad que libera de las angustias y permite pensar.
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Si rememora usted aquello que le preocupaba en el pasado, es muy posible que descubra que el noventa y nueve por ciento de las cosas que le abrumaban no llegaron nunca a suceder. Teniendo en cuenta que la mayoría de las turbaciones proceden de la imaginación y no de la realidad, ¿qué sentido tiene malgastar la vida preocupándose por fatalidades cuya probabilidad de ocurrencia es irrisoria?
Si reflexiona e identifica exactamente qué es lo que le intranquiliza, podrá entonces usar la ley de probabilidades para ver qué grado de certeza hay de que suceda. Con mucha frecuencia, le sorprenderá encontrar que el 99% de su bienestar está secuestrado por el 1% de posibilidades de que una determinada desgracia ocurra.
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Cuando alguien se destaca entre la masa, nunca podrá ser inmune a la crítica. Los demás hablarán de él. Y muchas veces hablarán mal, movidos por los celos y por la envidia. No se preocupe, pues, si es usted el objeto de las críticas. Al fin y al cabo, detrás de cada reproche injusto suele esconderse un elogio encubierto. Nadie pierde su tiempo censurando a alguien a quien no le concede importancia alguna.
Y, aunque ninguna persona puede impedir que la critiquen injustamente, cualquiera puede hacer que las críticas injustas dejen de afectarle. La fórmula consiste en hacer las cosas lo mejor que uno sepa y pueda hacerlas, y después abrir el viejo paraguas para que la lluvia de críticas caiga sobre él y no sobre uno mismo.
Todo esto no significa que haya que evitar o rechazar toda reprobación. Por el contrario, en las críticas bienintencionadas hay una fuente inagotable de sabiduría y, como nadie es perfecto, todos necesitamos de ellas para mejorar.
Del libro "Cómo dejar de preocuparse y empezar a vivir." de Dale Carnegie.
Otra opinión más personal sobre el tema: Una filosofía para afrontar la vida.
2 comentarios:
Soy más simple ;D
Si un problema tiene solución, no hace falta preocuparse. Si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada.
Y es un proverbio chino.xD
Mejor aun: Los problemas se solucionan ignorandolos. Siempre.
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