Los lectores tenemos nuestros derechos, nadie debe decirnos qué leer, dónde leer, cuándo leer... ni tan siquiera si debemos leer.
Daniel Pennac los enumeró en su libro "Como una novela" y Quentin Blake los ha ilustrado.
Y mi obligación como lector es no criticar nunca a quien no lee y menos aún burlame de ellos. Leer es un derecho y a los libros se puede llegar por distintos caminos, nunca por el de la obligación.
Daniel Pennac los enumeró en su libro "Como una novela" y Quentin Blake los ha ilustrado.
- Tengo derecho a leer y derecho a no leer.
- Puedo saltarme todas esas páginas que me aburren y recuperar la lectura donde quiera.
- Si un libro se me cae de las manos lo dejo caer, es más, lo empujo en la caída.
- Releo aquello que me gustó, que olvidé o que algunos me piden que les lea una y otra vez.
- Me entretengo con los clásicos, con los bestsellers, con revistas o "malos libros" ejerciendo mi derecho a leer cualquier cosa.
- Nadie me dice qué debo leer, qué libros sí y que libros no. ¿Quiero llorar un poco? ¿Ver mundos fantásticos? ¿Novelas de Corín Tellado o vaqueros de Manuel Lafuente Estefanía?
- Me gusta leer en la cama, en el parque, en el metro o esperando en la cola de la carnicería. Cualquier sitio es bueno si yo decido que lo es.
- Puedo picotear en los libros, leer un poco de este y un poco de aquel, pasar ratos en librerías o bibliotecas, mirando, hojeando, picoteando...
- Puedo leer en voz alta, para mí y para otros
- también puedo callar, tengo derecho a no opinar sobre lo leído.
Y mi obligación como lector es no criticar nunca a quien no lee y menos aún burlame de ellos. Leer es un derecho y a los libros se puede llegar por distintos caminos, nunca por el de la obligación.
1 comentarios:
Bastante llamativo, hay puntos en los que coincido, buen blog!
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