Un chicle de alta tecnología

Hasta lo más cotidiano puede convertirse en un producto de alta tecnología a poco que alguien se lo proponga. La empresa británica Revolymer lo ha hecho con goma de mascar. Vamos, con el chicle de toda la vida.

Esta golosina tiene la particularidad, nada despreciable, de ser biodegradable (el de siempre no lo es), disolviéndose en cuestión de meses con la simple lluvia.

Además de esto, ¡no se pega al suelo! y por tanto, tampoco a nuestros pies. Según citan como ejemplo en su web, el Ayuntamiento de la ciudad de Westminster, por estas chucherías, gasta en limpiar el pavimento alrededor de 95.000 libras al año. En ese mismo apartado hay unos vídeos (nada espectaculares), con pruebas de laboratorio y demostraciones de las características del chicle.

También parece que no se adhiere a las alfombras, la ropa, etc. Lo dicho: todo un invento... y además parece que su sabor dura más tiempo que el de los corrientes.

En su web hay algunos vídeos como éste, con las pruebas que han realizado. La verdad es que no son nada espectaculares (a fin de cuentas sólo se trata de un chicle), pero en fin, aquí lo teneis.