Vickers 381/45

Situados en puntos estratégicos de las costas de Cartagena, todavía hoy se pueden encontrar los restos de unos monstruosos cañones que se instalaron entre 1923 y 1930. También se organizó su despliegue en el Ferrol y Mahón para la defensa de las principales bases navales del país.

Durante la Dictadura de Primo de Rivera, España compró a la compañía británica Vickers Armstrong 18 cañones de 15” modelo 1926, denominados en España 381/45 por su calibre (38'1 cm).

Estas baterias se disponían en zonas elevadas y con un gran ángulo de visión y las 3/4 partes de su mecanismo se instalaba bajo tierra en tres alturas que alojaban los motores, el almacen de proyectiles, los sistemas de transporte y toda la maquinaria necesaria para su funcionamiento, quedando sólo visible el tubo del cañón de casi 18 metros de longitud.

Tenían un alcance de unos 35 Km., siendo capaces de disparar un proyectil de acero perforante cargado con 18 Kgs. de T.N.T. y un peso total de 885 Kgs. Dada la baja velocidad de los buques de la época, y el gran alcance de estas baterías, cualquier intento de ganar la costa contaba con una gran desventaja para los navíos asaltantes.

Con el desarrollo de la aviación militar, este tipo de defensa podía ser fácilmente inutilizada con bombardeos aéreos, y como en esas circunstancias la cosa ya no era práctica, paulatinamente se desmantelaron las bases y dejaron de estar en servicio.